Cuando el kaiser reinaba en Alemania y el calendario se aproximaba inevitablemente a 1900, la sede de Berlín-Marienfelde de la “Daimler-Motoren-Gesellschaft” se encontraba envuelta en el
desarrollo de un camión. La compañía se expandía continuamente en el sector del transporte, ganando medallas en varias competiciones y en las obligatorias exhibiciones de la época, todo ello
gracias a sus innovaciones técnicas.
El estallido de la Gran Guerra en 1914 no detuvo el desarrollo del todo, y en 1917 la marca berlinesa ofreció tres modelos distintos. El modelo más pequeño era el DC3, de 33CV de potencia y una
capacidad de carga de tres toneladas. El modelo más grande de la gama, el DR 4.5d. se dividía en dos variantes, de 4 y 5 toneladas de carga respectivamente.
Los DR 4.5d eran equipados con un motor de 7.2 litros, cuatro cilindros y 45CV de potencia a unas escasas 800rpm. La falta de potencia de estos camiones se manifestaba en su comportamiento
en la carretera, lo que supuso un auténtico quebradero de cabeza para los ingenieros ¡y es que el camión apenas alcanzaba una velocidad máxima en llano de solo 16 km/h! Sin embargo, el
vehículo poseía una gran virtud, pues en los folletos publicitarios se podía leer que el camión podía subir una pendiente de hasta el 25%.
Aunque terminó la Primera Guerra Mundial, no fue hasta 1922 cuando se modificó el DR. Se ofrecieron diferentes distancias entre ejes, y la potencia aumentó hasta los 50-55CV, que permitían
alcanzar los 21 km/h de velocidad máxima. El último DR abandonaría la cadena de producción en 1926, cuando este modelo fue reemplazado por el “L2”.